Saturday, August 13, 2005

Murió don Victoriano

Bernardo Guerrero Jiménez

Victoriano Caqueo Cholele, hijo ilustre de Iquique, recibió esa distinción cuando tenía 102 años. Oriundo de Mamiña, nació el 19 de Diciembre de 1902, encontró en la música la manera de expresarse. Como muchos de su tierra de origen no le fue difícil cambiar, o mejor dicho alternar, los instrumentos de vientos como el sikus o la zampoña, por una tuba o un saxo. Murió en su casa, en su cama, el 6 de agosto de 2005.

Cuando hizo su servicio militar, resultó casi natural ingresar a la banda de música. Ese era su lugar. Esa era su barricada. De allí cada domingo o en cada desfile de los muchos que hay en Tarapacá, Victoriano se emocionaba sacándole melodías a esos bronces brillantes como el sol de su natal “Niña de mis Ojos”.

La iquiquiñez ha perdido a uno de sus hijos pródigos. Ha perdido al hombre que le puso la música a los versos de ese afuerino que escribió el himno a Iquique. Santiago Polanco Nuño, oriundo de Viña del Mar, halló en esta ciudad lo que todos encontramos aquí. El coronel se alió con el brigadier y de todo ello resultó esa canción-marcha que cantamos cada vez que el sentimiento y la identidad se nos funde en una sola cosa. Antes, es cierto, lo entonábamos cuando algún equipo nuestro, o algún boxeador, nadador, tenista de mesa, nos hacía vibrar con un triunfo. Hoy, los entonamos cada vez que uno de los nuestros se nos va. Y lo estamos cantando muy seguido.

Don Victoriano Caqueo, compuso además de nuestro himno patrio, el de Tarapacá y el del Regimiento Granaderos. Jubiló de las Fuerzas Armadas el 30 de junio de 1960. Había ingresado al Ejército el 1 de noviembre de 1923. Su longevidad lo convirtió en el militar retirado más antiguo de Chile. Y creo que nadie lo va a superar. Don Victoriano era un perfeccionista. No soportaba el más leve desafino en la música, menos en la del Himno a su ciudad.

No vamos a pedir a través de este relato que una calle lleve su nombre ni cosa que se parezca. Ya sabemos el destino que estas rogativas tienen. Simplemente enfatizar que con la muerte de don Victoriano se nos va un representante más de aquella generación de iquiqueños que se formaron bajo el rigor de la crisis de los años 30 al 60.

Se nos fue un referente de nuestra identidad cultural que solía expresarse, cada vez que cantábamos ese himno que representa tan bien los años 60, cuando la industria pesquera nos anunciaba con esos humos y esos malos olores que la ciudad emprendía un nuevo rumbo. Don Victoriano, era de esos que “supieron vencer al olvido”. Era un sobreviviente “que supo vencer el olvido”. De esos miles que “soportaron el ocaso tenaz”.

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