Wednesday, August 17, 2005

La Casa del Deportista


Con la demolición de la Casa del Deportista construida en 1968, el llamado centro comercial de Iquique, empieza definitivamente a perder su fisonomía cultural.

Aunque a decir verdad, ese monstruo de hormigón armado no representaba en nada el estilo iquiqueño de construir. Sin embargo, esa gran mole, fea por cierto, tuvo su encanto y su belleza en el uso que se le dio. Fue como dicen los comentarista un “coliseo deportivo con un largo historial”. Fue el producto de una larga lucha en plena época de las banderas negras. Demolidos el “Garden Ring” y el “Castro Ramos”, el deporte se empezó a quedar huérfano de recintos deportivos. La Casa del Deportista fue el albergue y la nueva referencia. Su historia resume en buena parte la historia social, cultural y deportiva de la “Tierra de Campeones”.

Fue una obra de progreso para su época. Más aún si se hizo en pleno centro, lo que venía a respaldar la intensa actividad deportiva de esos tiempos. Demolida la Ilustre Municipalidad y en pocos días más la Casa del Deportista, uno se pregunta que se irá a construir allí. Se habla de un mall. En diagonal, la tienda La Ideal, el gran referente de la vida comercial iquiqueña, dio paso a una fealdad de vidrio que no se compadece en nada con nuestro patrimonio arquitectónico. Y los ejemplo suman y siguen. De allí que sea legítima la pregunta y urgente la respuesta acerca de lo que allí se va a construir, cómo y qué diseño va a tener. Me atrevo a decir que la Plaza Condell y el puesto de revista de Manuel González, la tienda La Riviera y La Francesa por la calle Serrano son los emblemas de un Iquique tradicional. Esos negocios viven rodeados por el mal gusto en cuanto a construcción se refiere.

Cuando se presentó en público el proyecto de la restauración de las casas donde funcionó la Universidad del Norte, sede Iquique, nos alegramos, ya que por fin se valoraba el patrimonio arquitectónico. En esa perspectiva la Compañía Minera doña Inés de Collahuasi ha entendido el sentir de la comunidad iquiqueña al embarcarse en ese proyecto.

Construir un edificio en Tarapacá con Vivar donde majestuoso e inútilmente vivió el único semáforo que hubo en Iquique, es una tremenda responsabilidad. Construir es intervenir un espacio público que tiene demasiada historia. La vieja Recova iquiqueña y la Casa del Deportista ocuparon esos espacios donde se desarrolló lo mejor de la vida cotidiana de nuestros padres y abuelos.

La empresa que construya tiene una gran responsabilidad histórica y estética. Se debe armonizar con lo que hay y con lo que vendrá. El rol de los organismos fiscalizadores y competentes es de vital importancia, para así generar una identidad de este sector. Lo que menos debe hacerse es crear un híbrido donde la armonía no esté presente. Nadie pide que se construya de madera. Pero, si tenemos el legítimo derecho, por ser un espacio público y ciudadano, de exigir un tipo de construcción donde intervenga el buen gusto, la historia y el futuro entre otros aspectos.

Una pregunta y una petición para don Adrián Rivas, presidente del Consejo Local de Deportes ¿Qué pasará con las pinturas del Tani y Godoy?. Y la pedida es: me podrá regalar el letrero del sponsor más tradicional de Iquique: Fuente de Soda “El Dándalo”. Gracias.

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