Wednesday, August 10, 2005

21 de mayo en Iquique

Bernardo Guerrero Jiménez

¿Qué significa el 21 de mayo para los iquiqueños? Si usted espera una respuesta categórica a esta pregunta abandone esta crónica. Significa, como todas los eventos, muchas cosas. El heroísmo contenido en esa gesta nadie la discute. El uso que le demos al símbolo mayor es algo que hace muchos años, en la década de los 70, el historiador William Sater ya discutió. La versión española de ese libro, por fin, se editó y causó el revuelo que se expresó en la sección más dinámica que tienen los periódicos, las cartas al director.

El 21 es para los iquiqueños, lo que el 18 debe ser para los talquinos o chillanejos, santiaguinos y serenenses. Es la fecha que marca el inicio del traspaso violento de estos territorios de la soberanía de un estado a otro. En la vida cotidiana, significa feriado. Y los días previos, sones marciales que inundan la ciudad. Jóvenes que ensayan horas y horas para desfilar frente al altar patrio. El resto, desde los más pequeños a los más adultos, se preparan para expresar el mismo testimonio. Somos un pueblo que una vez más ganamos la calle par expresar nuestra identidad veintiunera.

Cuando éramos menos y nos conocíamos casi todos, la ciudad amanecía con sus casas pintadas. La caleta se embanderaba y lucíamos los mejores trajes que las tiendas de entonces nos surtían. “La Princesa Yolanda” de Serrano con Amunátegui, aumentaba considerablemente sus ventas. Que decir de “La Liguria” o de “La Confianza”. Algo similar ocurría con la ferretería “El Tigre”, “Mangini”, o “Las Dos Estrellas”. En “Los Tres Montes”, por su parte sucedía lo mismo, ya que a esa tienda acudíamos en busca de shampoo y de licor. Si el 21 arrastraba otros días festivos, entonces el pan había que comprarlo con antelación, y por supuesto, comerlo frío. El boom de las amasanderías, que ocurre en los años 80, habría de alterar ese hábito y de paso quitarle protagonismo a los panificadores. Entonces Iquique tenía límites geográficos claros y el Cerro Dragón contemplaba libremente su ciudad.

En Iquique el 21 de mayo es más feriado que en otras ciudades. Los iquiqueños se desbandan hacia la boya y hacia los buques de guerra que nos visitan. El aire se llena de marchas militares y de brazas a ceñir. Los marinos hacen su agosto en pleno mes de mayo. En los días de franco recorren la ciudad como buscando algo. Otro saben que ese algo está en la Zofri.

Desfilar es nuestra actividad central. Es nuestra marca mayor que expresa nuestra identidad nacional adquirida como consecuencia de la guerra del Pacífico. Desfilar es recordar y actualizar. Los nortinos, especialmente los iquiqueños somos dados a hablar con el cuerpo: bailamos, jugamos y desfilamos. Es lo mejor que sabemos hacer. Le bailamos a la virgen del Carmen, jugamos cada fin de semana ya sea al fútbol u otro deporte, y desfilamos casi todos los domingos. Si el 16 de julio es el día grande, el 21 de mayo lo es también. Es que somos así…

1 comment:

Unknown said...

Que emoción encontrar estas páginas, andaba buscando un teléfono del parque del Sendero cuando de casualidad me encontré con este artículo, caracterizando a Bernardo, tan Iquiqueño, tan de corazón y como siempre hablando de nuestras queridas raíces que nos caracterizan tanto a los iquiqueños. Me recoradaba mis años de liceana, cuando corríamos detrás de las Bandas para ver al guaripola de Don Bosco y el Liceo de Hombres, que además eran y creo que todavía lo hacen le van a rendir tributo a Carlos Condell en la querida Plaza que lleva su nombre, que tiempos aquellos tan recordados y que dejaron huellas para la juventud del aquel entonces. Como no recordar también el orgullo que sentíamos de desfilar y cantar el Himno que aprendíamos en los ensayos sobre Nuestro Héroe Arturo Prat y sus queridos y valientes marinos. Todo esto nos hacía sentir La Patria tan cerca y tan nuestra. Que nunca se pierda esta tradición tan iquiqueña y tan nuestra. Un abrazo para ti Bernardo.
Vilma osorio Cortez