Iquique es una ciudad que ha sido sujeta, consciente o inconscientemente, a lo largo de su historia a tres intervenciones urbanas. La primera la podemos ubicar en el esplendor del salitre. Se caracteriza por el paso de la caleta a puerto. Es la etapa de consolidación de los asentamientos humanos populares y costeros como Cavancha, El Colorado, El Morro, entre otros. Sobre los mismos se consolidan los barrios populares con sus propias estructuras comunitarias como el club deportivo. De esta etapa es el Yungay y el Maestranza sólo por nombrar a los más antiguos. Es también la época de la construcción de la calle Baquedano. De la Plaza Prat, del Teatro Municipal, del Palacio Astoreca, del Casino Español, de la Sociedad Protectora de Empleados y en tiempos del Perú de la Aduana. Es el tiempo de las Colonias como el Circulo Italiano, el Chung Hwa, entre otros, que alzan sus edificios. La segunda gran intervención urbana acontece en el período de la crisis de los años 30 del siglo recién pasado. Y termina en los años 70. Es el abandono por parte de la élites salitreras de su casa en el casco antiguo de la ciudad. La Iglesia Anglicana, por ejemplo, por falta de fieles de esa denominación queda abandonada al igual que la masonería anglosajona. Los 60, son los años del parque o del camino como le decíamos los iquiqueños. Pero ya no de ese parque amable, colonial, de madera y gansos que terminaba en el cancha Manuel Castro Ramos. En ese viejo parque del que sólo quedan viejas fotos se expresaba la sociabilidad de ese Iquique ni ancho ni ajeno. Es el tiempo de las ollas comunes. La sombra, años más tarde del Puerto Libre de Arica hace que el Estado construya ciertos edificios como el Colectivo O’Higgins. Anteriormente se une el puerto con la Isla Serrano, se construye el Hospital Regional. A fines de los años 50, en el sector popular, nace la población San Carlos, el Barrio Norte Hospital y más hacia el sur, la población Caupolicán. Todo ello bajo la óptica de la autoconstrucción y sin ningún tipo de planificación. Son asentamientos provisorios que terminan siendo definitivos. La tercera intervención urbana ocurre con la Zona Franca y con el ideal de convertir a la ciudad en una atracción turística. El sector norte se reconfigura. Sobre los terrenos del ferrocarril y sobre las canchas del Iquitados se alza la Zofri. Al otro extremo, sobre el ex-aeropuerto, se edifica el mall. La ciudad crece hacia el sur, en donde se instala el cementerio privado. Los condominios se multiplican en todas sus vertientes. Antes, las torres como la del edificio del Atalaya, habían inaugurado la tendencia de crecer hacia arriba. Pero ocurre también el deterioro de los barrios populares aquellos nacidos bajo el sol del salitre. Dicen que es una ciudad que progresa. No me trago ese argumento. |
Friday, October 28, 2005
Ciudad intervenida
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